lunes, 1 de febrero de 2016

Soy feminista, pero no caeré en la trampa

Al principio el feminismo creyó que para conquistar la igualdad las mujeres debían ser como los hombres... Para llegar a un puesto de poder una mujer, además de luchar por que le dejaran ocuparlo, debía aceptar ciertas condiciones, puesto que los puestos de poder estaban hechos a la medida masculina (y muchos siguen estándolo). Después de sabias feministas pensadoras se llegó a la conclusión de que eran los puestos de poder y las estructuras las que debían transformarse para que pudieran ser ocupadas por personas independientemente de su sexo y características. Digamos que supimos superar la trampa.
((Aún así no sé cómo algunas siguen criticando ciertas prácticas de conciliación de la lactancia que, en mi opinión, resultan esenciales para cambiar la sociedad...))

Actualmente yo percibo una trampa muy grande con otro tema, el del aborto: el embarazo es algo exclusivo de las mujeres (parece una perogrullada, pero no lo es: los cuidados familiares, los tacones, el maquillaje, etc., aunque comunes entre las mujeres, tienen que ver con la cultura; pero el embarazo no); no se trata de algo que la mujer haya asumido por influjo del patriarcado, ni un rol de género, ni nada de eso. Por eso no entiendo que la mayoría de feministas no defiendan a capa y espada algo que es tan propio de la mujer.

Creo que precisamente lo que se asume por influjo del patriarcado es la idea de que "en caso de estorbo" puede eliminarse el "problema".

La primera violencia de género es la que impide deliberadamente a tantas niñas y niños nacer. Porque, pensémoslo bien, ¿de qué naturaleza son las circunstancias que llevan a una mujer a desprenderse de su propia hija o hijo? Solo me sale una respuesta: presión machista, disfrazada del color revolucionario que quieras, pero machista (porque obviamente descarto que ninguna aborte porque sí).

Y la segunda violencia de género es el egoísmo, la frivolidad, la hipocresía y la absoluta insolidaridad de una sociedad que trata así de mal a las mujeres en su profundo sufrimiento ante un embarazo no deseado.

Me entristece tanto que no podamos ir todos por la vida con una sonrisa en los labios, aunque tengamos los ojos empañados de lágrimas...