jueves, 19 de mayo de 2011

La DEMOCRACIA es una mentira con mayúsculas

La DEMOCRACIA es una mentira con mayúsculas. Los políticos que gobiernan lo saben bien y por eso jamás moverán un dedo por cambiar un sistema INJUSTO que no representa las preferencias de los ciudadanos y que beneficia únicamente a los partidos mayoritarios. Si millones de votantes solo pueden elegir un partido en su papeleta, ¿no es mentira lo que acaba eligiendo cada uno de ellos? ¿Qué ocurriría si al terminar la Selectividad el estudiante sólo pudiera elegir una única carrera? ¿Elegiría la vocación de su vida, una Medicina o un Magisterio, por ejemplo, arriesgándose a quedarse fuera de la universidad hasta el curso siguiente, en el que se le permitiría volver a intentarlo?

¿Cómo? ¡Si en la preinscripción universitaria puedes insertar hasta diez estudios por orden de preferencia! Y en el caso de la selección de plaza tras unas oposiciones creo recordar que son cincuenta las opciones… La representación política, si desde el punto de vista individual puede que no sea sentida como tan trascendental como la elección de carrera para el futuro de una persona, sí lo es sin duda –y con creces– desde el punto de vista social, es decir, para el presente y futuro de la sociedad.

¿Cuál sería la fórmula democrática que salvaría la dignidad de la propia democracia? ¿Varias vueltas como en otros países? ¿Mover a la población, gestionar los votos por correo, hacer todo el montaje para dos días diferentes? ¿Listas abiertas como las suecas y suizas, las supuestamente más «democráticas»? Pues algo parecido, ¿o acaso no se solucionaría el panorama simplemente con una papeleta con varias opciones? Si el partido que voto en primer lugar no obtiene la representación mínima, mi voto debería ser transferido a mi segunda elección. Nadie tendría miedo a «tirar» su voto; se extinguiría así el gran mal de la democracia, llamado «voto útil», del que se alimentan vorazmente los partidazos –evidentemente, no van a ser ellos quien propongan hacer justas las urnas, si tal medida no supone sino la amenaza imparable de su poderío–. Pero nosotros, los grandes afectados por este sistema inútil, ¿no vamos a gritar hasta que se nos oiga que queremos unas votaciones reales, que queremos votar a quien nos dé la gana sin tener el miedo –y después la consecuente sensación– de haber diluido nuestro voto en la nada?

QUEREMOS ser representados por partidos que defienden cuestiones que nos preocupan verdaderamente, partidos con los que asienten bastantes ciudadanos como nosotros, pero que no obtienen representación porque EL SISTEMA ESTÁ MAL DISEÑADO. ¿Cuándo vamos a presionar para que cambien la coacción del votante hacia el bipartidismo?

3 comentarios:

Elia Saneleuterio Temporal dijo...

Qué bonito, blogger interpreta que todavía estamos a 19 de mayo... aunque son las 8.18 de la mañana del día siguiente... No ha llegado todavía la medianoche a América y aquí ya andamos despiertos...

Arqxàbia dijo...

No sé cómo has llegado a mi correo, no estoy de acuerdo con todo lo que publicas pero creo que lanzas propuestas interesantes que hacen reflexionar y que hacen que dejemos de quejarnos en abstracto para pensar como mejorar lo que nos rodea.
Ánimo.

David García dijo...

Hola Elia,
Me parece un artículo muy interesante, y creo que sobra decir que lo comparto en la totalidad.

Es necesario un cambio del sistema político para poner fin al bipartidismo imperante y lo más importante, democratizar el sistema: listas abiertas, circunscripción única, más poder del ciudadano, verdadero poder judicial, transparencia, límite de los mandatos...

¡HACE FALTA!
UN SALUDO.
David.